Nuestra ansiedad no vacía el mañana de sus penas, sino que solo vacía hoy de sus fortalezas.
1.
Por tanto os digo: No os congojéis por vuestra vida, qué habéis de comer, ó que habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir: ¿no es la vida más que el alimento, y el cuerpo que el vestido?
2.
Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni allegan en alfolíes; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No sois vosotros mucho mejores que ellas?.
3.
Mas ¿quién de vosotros podrá, congojándose, añadir á su estatura un codo?
4.
Y por el vestido ¿por qué os congojáis? Reparad los lirios del campo, cómo crecen; no trabajan ni hilan;
5.
Mas os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria fué vestido así como uno de ellos.
6.
Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana es echada en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más á vosotros, hombres de poca fe?
7.
No os congojéis pues, diciendo: ¿Qué comeremos, ó qué beberemos, ó con qué nos cubriremos?
8.
Porque los Gentiles buscan todas estas cosas: que vuestro Padre celestial sabe que de todas estas cosas habéis menester.
9.
Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.
10.
Así que, no os congojéis por el día de mañana; que el día de mañana traerá su fatiga: basta al día su afán.