La felicidad no es eterna, pero debes saber que en los días difíciles aún puedes experimentar la risa y la alegría, incluso si estás sufriendo.
1.
Bienaventurados los de limpio corazón: porque ellos verán á Dios.
2.
Bienaventurados los pacificadores: porque ellos serán llamados hijos de Dios.
3.
Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor;
4.
Porque Dios es el que en vosotros obra así el querer como el hacer, por su buena voluntad.