Un gran hombre siempre está dispuesto a ser pequeño.
1.
Alégrate mucho, hija de Sión; da voces de júbilo, hija de Jerusalem: he aquí, tu rey vendrá á ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, así sobre un pollino hijo de asna.
2.
Vosotros pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.
3.
Venga tu reino. Sea hecha tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.