El juicio llevado a cabo por los líderes religiosos fue el primero en el proceso de sufrimiento de Jesús. Según los relatos del Nuevo Testamento (Juan 18:12-14, 19-24), después de que Jesús fue arrestado, primero fue llevado a la casa de Anás para ser juzgado. Anás era el suegro del sumo sacerdote Caifás y ocupaba una posición destacada entre el pueblo judío como líder religioso.

Este juicio puede verse como un interrogatorio informal con el objetivo de tratar de encontrar cargos contra Jesús. Durante el juicio, Annas y algunos otros líderes religiosos hicieron preguntas sobre las enseñanzas de Jesús y sus discípulos. Jesús respondió diciendo que sus enseñanzas eran públicas y que había hablado abiertamente a la gente. Su respuesta enfureció a Anás, quien luego lo envió a su suegro, Caifás, para un juicio formal.

Este juicio revela la hostilidad de los líderes religiosos hacia Jesús y su preocupación por sus enseñanzas. Buscaron encontrar suficiente evidencia para acusar a Jesús y finalmente condenarlo. Sin embargo, Jesús no fue condenado en este juicio ya que no cometió ningún acto ilegal. Esta prueba fue solo una parte del proceso de sufrimiento de Jesús, con más pruebas y eventos que tuvieron lugar después.