Pedro fue uno de los discípulos más cercanos de Jesús y desempeñó un papel importante en el ministerio de Jesús.

En el Evangelio de Juan, Pedro fue llamado, junto con Andrés, por Jesús para ser su discípulo (Juan 1:40-42). En ese momento, Pedro era pescador, y Jesús se acercó a ellos y los invitó a seguirlo y convertirse en "pescadores de hombres".

Hay una historia famosa en el Evangelio de Mateo que registra el milagro de Jesús caminando sobre el agua en una tormenta. Pedro le dijo a Jesús que si Jesús fuera él, le ordenaría caminar sobre el agua. Jesús le dijo a Pedro que se acercara a él, y Pedro comenzó a caminar, pero cuando vio el fuerte viento, se asustó y comenzó a hundirse. Jesús extendió la mano y lo tomó, enseñándole a ser firme en su fe (Mateo 14:22-33).

En el Evangelio de Mateo, Jesús preguntó a los discípulos quién era él a los ojos de la gente, y Pedro respondió: "Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente". Jesús elogió a Pedro y declaró que edificaría su iglesia y le dio las llaves (Mateo 16:13-20).

En el momento del arresto de Jesús, Pedro negó su relación con Jesús tres veces, a pesar de su voto de estar con Jesús hasta su muerte. Esta escena ocurre en los Evangelios de Mateo, Marcos y Lucas, donde Pedro más tarde se arrepintió profundamente y fue perdonado y restaurado por Jesús después de su resurrección (Mateo 26:69-75).

Después de la resurrección de Jesús, Pedro se convirtió en uno de los líderes de la iglesia cristiana primitiva. En el libro de los Hechos, Pedro comenzó a predicar en Jerusalén y áreas gentiles, realizando muchos milagros y prodigios. Continuó al frente de la Iglesia y en el primer Sanedrín de Jerusalén abrió el camino para la evangelización de los gentiles.

Estas son algunas de las historias de Pedro, una de las figuras claves en el ministerio de Jesús, fiel y respetado. Aunque también cometió errores, aprendió de ellos y se convirtió en un discípulo valiente y decidido, proclamando el evangelio por el nombre de Cristo.