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Parte 15
El Hijo Pródigo Regresa
La historia bíblica del regreso del hijo pródigo, también conocida como la parábola del hijo pródigo, se encuentra en el Nuevo Testamento de la Biblia, específicamente en el Evangelio de Lucas, capítulo 15, versículos 11-32. Es una parábola poderosa y bien conocida contada por Jesús para ilustrar el perdón, el amor y la gracia de Dios.
La historia comienza con un hombre que tenía dos hijos. El hijo menor se acercó a su padre y le pidió su parte de la herencia que le correspondería en el futuro. Sorprendentemente, el padre estuvo de acuerdo y dividió sus bienes entre sus dos hijos. Luego, el hijo menor reunió todas sus posesiones y partió hacia un país lejano, donde se entregó a una vida temeraria.
Después de desperdiciar toda su riqueza en una vida pródiga, una grave hambruna azotó la tierra y el joven se encontró en gran necesidad. Era tan indigente que aceptó un trabajo alimentando cerdos e incluso anhelaba comer la comida destinada a los cerdos. En este estado desesperado, el hijo pródigo recobró el sentido, dándose cuenta de la abundancia de la casa de su padre y de cómo él la había desperdiciado toda.
Lleno de humildad y arrepentimiento, el hijo decidió regresar con su padre, sin esperar ser recibido como un hijo sino como un jornalero. Mientras regresaba a casa, ensayando lo que diría, su padre lo vio de lejos y se llenó de compasión. Corriendo hacia su hijo, el padre lo abrazó y lo besó, mostrando su inmensa alegría por su regreso.
El hijo comenzó su discurso preparado, expresando su arrepentimiento y pidiendo ser tratado como un jornalero. Sin embargo, el padre lo interrumpió y ordenó a sus sirvientes que le trajeran el mejor manto, le pusieran un anillo en el dedo y sandalias en los pies. También les ordenó que prepararan un banquete para celebrar el regreso de su hijo perdido. El padre declaró: "Porque este mi hijo estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido encontrado".
Mientras tanto, el hijo mayor, que había permanecido fiel a su padre y trabajado diligentemente en el campo, regresó a casa y escuchó los sonidos de la celebración. Cuando descubrió el motivo de las festividades, se enojó y se negó a participar. El padre salió y le suplicó, enfatizando que debían alegrarse porque el hijo perdido había regresado.
La parábola concluye con las palabras de amor y reconciliación del padre, afirmando su amor incondicional por sus dos hijos. Destaca el perdón del padre y el deseo de restauración, a pesar del comportamiento imprudente del hijo menor y la superioridad moral del hijo mayor. La historia sirve como un poderoso recordatorio del amor ilimitado, la compasión y la voluntad de Dios de perdonar a quienes se arrepienten sinceramente y se vuelven a él .