En el Antiguo Testamento, hay una serie de ejemplos que se consideran presagios o alusiones a la venida de Jesucristo. Estos ejemplos comunican las expectativas de un futuro redentor a través de profecías, símbolos, presagios o las experiencias de personajes específicos. Aquí hay algunos ejemplos del Antiguo Testamento que se consideraba que aludían a la venida de Jesucristo:

Génesis 3:15 Después de que Adán y Eva pecaron, Dios le dijo a la serpiente: "Pondré enemistad entre ti y la mujer, entre tu linaje y el linaje de ella; él te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el Talón". ". Esto fue visto como una profecía de la futura victoria del Redentor sobre los poderes satánicos, que se cumplió en la victoria de Jesucristo sobre el pecado y la muerte en la cruz.

Isaías 7:14: El profeta Isaías profetizó: "He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel". Esta profecía es considerada como una profecía del nacimiento de Jesucristo. En el Nuevo Testamento, esta profecía se cita como evidencia del nacimiento de Jesús y la identidad de la Virgen María.

Isaías 53: Isaías 53 describe a un siervo sufriente que es oprimido y carga con los pecados de los demás. Esto se entiende ampliamente como una profecía del sufrimiento y la expiación vicaria de Jesucristo en la cruz.

Miqueas 5:2: El profeta Miqueas profetizó: "Oh Belén Efrata, tú que eres demasiado débil entre las tribus de Judá, me darás un gobernante de Israel, cuyo advenimiento viene desde la antigüedad, desde la antigüedad". Esta profecía se interpreta como una referencia a Jesucristo como Salvador y Rey de Israel.

Salmo 22: Este salmo representa a un hombre que sufre en una cruz, e incluye descripciones que coinciden con la crucifixión de Jesús. Versos como "Me traspasaron las manos y los pies" fueron vistos como presagios de la crucifixión de Jesús.

Estos ejemplos, junto con otras profecías y símbolos del Antiguo Testamento, se consideran señales de la venida de Jesucristo. Brindan apoyo a la creencia judía y cristiana de que Jesucristo es el cumplimiento de las promesas de Dios y es fundamental para el plan de redención de Dios.