Según los registros del "Nuevo Testamento" Juan 19:4-16, esta es la segunda vez que Jesús fue juzgado por Pilato.

Durante este juicio, Pilato trató de liberar a Jesús porque encontró a Jesús inocente de cualquier crimen. Los judíos, sin embargo, insistieron en la pena de muerte de Pilato.

Pilato entró en la sala del tribunal y le preguntó a Jesús: "¿Eres tú el rey de los judíos?" Jesús respondió: "Tú lo eres". Entonces Pilato le dijo a Jesús: "¿Por qué no puedo ver que eres culpable? Pero los judíos te acusan contra mí y exigen que seas muerto".

Jesús respondió: "Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mis discípulos pelearían por mí para que no fuera entregado a los judíos. Sin embargo, mi reino no es de aquí". Jesús Esta respuesta muestra que su reinado y su reino son diferentes de la política y el estatus seculares.

Cuando Pilato escuchó estas palabras, trató nuevamente de liberar a Jesús, pero los judíos insistieron en que Pilato fuera ejecutado, alegando que Jesús afirmaba ser el Hijo de Dios.

Finalmente, Pilato, temeroso de los disturbios y la oposición judía, cedió a la presión y pronunció la sentencia de muerte para Jesús. Se lavó las manos, proclamando su inocencia, diciendo: "No tengo nada de la culpa de este justo".

La historia de Jesús siendo juzgado nuevamente por Pilato muestra la vacilación y el peso de Pilato frente a las dificultades, así como la búsqueda paciente de Jesús por parte del pueblo judío. Este juicio reveló la identidad de Jesús como el Hijo de Dios y Salvador, y su disposición a sufrir por nuestros pecados.