La plaga de langostas es la octava plaga registrada en la Biblia. La plaga de langostas fue el castigo de Dios para Faraón, quien obligó a Faraón a liberar a los israelitas.

En Éxodo 10, Dios instruye a Moisés para que entregue su mensaje a Faraón, diciendo: " He traído estas calamidades sobre ti, sobre tus príncipes y sobre tu pueblo, para que sepas que no hay otro como yo en toda la tierra" Dios ordenó Moisés para traer langostas a Egipto, cubriendo todo el país y devorando cada planta y cada cosecha que quedaba en el campo.

Según los registros, enjambres de langostas fueron arrastrados por el viento del este y cubrieron la tierra de Egipto, el número de los cuales era incalculable. Devoran toda la vegetación, incluidos cultivos, árboles frutales y hortalizas. La plaga trajo gran devastación y sufrimiento a los egipcios. Tal plaga de langostas no tiene precedentes (Éxodo 10:1-20).

La plaga de langostas representó un desafío para los dioses egipcios, ya que las langostas eran consideradas símbolos en la mitología egipcia. También condujo al colapso de los sistemas agrícola, económico y de suministro de alimentos de Egipto, lo que asestó un duro golpe a los faraones y al pueblo egipcio.

A través de esta plaga de langostas, Dios demostró su soberanía sobre la naturaleza y control sobre la existencia humana. También fue un medio de Dios para demostrar su poder y justicia a Faraón y los egipcios, advirtiéndoles que liberaran a los israelitas.